En la Montaña Palentina, el clima marca la forma de vivir. Por eso, la orientación de una vivienda es mucho más que un detalle técnico o estético: es la clave para conseguir confort, eficiencia y conexión con el entorno.
Desde nuestra experiencia en Estévez Michelena, sabemos que aprovechar el sol en climas fríos significa diseñar casas que miren al sur, abran grandes ventanales y permitan que la luz natural caliente los espacios durante el invierno. Al mismo tiempo, un buen diseño bioclimático incorpora protecciones y aleros que evitan el sobrecalentamiento en verano.
Este principio sencillo está en el corazón del estándar Passivhaus, que aplicamos en muchos de nuestros proyectos. La orientación solar, combinada con estrategias como la ventilación cruzada o el uso de recursos naturales del entorno, logra reducir de manera notable el consumo energético de una vivienda.
No se trata solo de eficiencia. Orientar bien una casa también mejora la calidad de vida: permite disfrutar de la luz en los espacios donde más se vive, conecta el interior con el paisaje y recupera el sentido común de la arquitectura local. No es casualidad que muchas construcciones tradicionales en Aguilar de Campoo y su comarca ya aprovechaban estas ideas mucho antes de que habláramos de arquitectura bioclimática.
En Estévez Michelena creemos que el futuro de la arquitectura rural pasa por escuchar lo que el territorio lleva siglos enseñándonos: orientarse al sol para vivir mejor. Una lección que sigue siendo tan válida hoy como lo fue en el pasado.
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