En la arquitectura contemporánea, hablar de construcción bioclimática es hablar también de materiales. Entre todos ellos, la madera ocupa un lugar especial: no solo por sus cualidades técnicas, sino también por su capacidad para generar confort y crear una relación directa con el medio ambiente.
La madera es un material natural, renovable y con baja huella de carbono. Utilizarla en la envolvente o en la estructura de una vivienda significa apostar por la sostenibilidad y reducir el impacto ambiental de la obra. Además, su comportamiento higrotérmico ayuda a regular la humedad y la temperatura, lo que se traduce en un ambiente más saludable para quienes habitan la casa.
En Estévez Michelena, trabajamos con madera en distintos proyectos de la Montaña Palentina. No solo porque es un recurso cercano, sino porque encaja con nuestra manera de entender la arquitectura local: materiales que dialogan con el paisaje y devuelven calidez a los espacios.
La madera aporta también una dimensión sensorial. El tacto, el olor y la textura natural de este material hacen que las viviendas sean más acogedoras y humanas. Y, más allá de lo estético, su resistencia y versatilidad permiten soluciones innovadoras en diseño y eficiencia energética, alineadas con estándares como Passivhaus.
Como recuerdan los expertos en bioconstrucción, elegir materiales naturales no es solo una decisión técnica, sino una forma de habitar el mundo con mayor responsabilidad. Apostar por la madera es apostar por un futuro más consciente, donde arquitectura y medio ambiente se acompañan mutuamente.
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